Mañana es la inauguración de los Juegos Olímpicos en Tokio, aunque esta vez se trate solo de una gran gala con audiencia mínima. Desde hace más de un mes, los medios de comunicación han realizado lo suyo: inundado el mundo virtual de notas y notas sobre este colosal evento. Y no es para menos. Después de un año pandémico, se está vendiendo como miel sobre hojuelas, aunque no lo sea del todo.
A mí, estas notas me recuerdan los miles de millones de dólares que suelen gastarse en este tipo de competiciones y que han culminado en inmuebles abandonados. Como mencioné en el libro El País de los Elefantes Blancos, hay proyectos de infraestructura que ven la luz por mantras como: “Celebremos a lo grande, cueste lo que cueste”. Los Juegos Olímpicos son este tipo de proyectos y están vinculados con el enemigo primario de los políticos: el ego.
A continuación, te platicaré sobre tres Juegos Olímpicos que gestaron elefantes blancos, de los años más recientes.
Grecia es el país en el cual se estrenó el olimpismo, pero tuvieron que pasar más de 100 años para que pudiera albergar este gran evento de nuevo. La ciudad de Atenas fue elegida, por segunda ocasión, como sede de los Juegos Olímpicos en 2004. El costo de los proyectos, según la información oficial, fue de entre 11 y 12 mil millones de dólares. Este dinero provino totalmente del gobierno, ya que este decidió prescindir de patrocinadores privados.
Se edificaron más de 30 espacios para que tuvieran lugar las diversas disciplinas. Al día de hoy, estos espacios están abandonados e, incluso, en ruinas. La crisis del 2008 no permitió la recuperación de los mismos, ya que dejó al país en malas condiciones económicas: endeudado, con déficit e inmerso en el desempleo.
¿Qué falló?
Se realizaron estimaciones erróneas respecto al presupuesto, al punto de que el costo de la infraestructura superó las estimaciones iniciales en un 30 por ciento; además, la planificación fue escasa y la gestión financiera deficiente.
Los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 fueron el segundo evento deportivo más caro de la historia, con un gasto de 40 mil millones de dólares. Sorprendieron a todos con su inauguración e impecable organización. Hoy lo que sorprende es el estado de las instalaciones en donde se desarrollaron las competiciones.
A solo cuatro años después del evento, el estadio que albergó el voleibol de playa y la pista de ciclismo BMX destacaban ya por sus malas condiciones. Diez años después, las sedes, alrededores y otras fastuosas instalaciones que fueron testigos del brillante desempeño de los chinos, ya se encontraban en malas condiciones y cubiertas de polvo.
¿Qué falló?
El gobierno chino incurrió en una deficiente planificación, es decir, no tomó en cuenta qué hacer en el largo plazo con la infraestructura levantada, ni los recursos que necesitarían para llevar a cabo su mantenimiento.
En 2016, en Río de Janeiro, tuvieron cabida los Juegos Olímpicos. El gobierno gastó 4 mil 600 millones de dólares para acogerlos. En la competición, algunos atletas comenzaron sus años de gloria, mientras otros dijeron adiós. Una vez que terminó este gran evento, sus hazañas dieron paso al deterioro y abandono de aquellas sedes en donde se disputaron las batallas deportivas.
Diversos medios de comunicación buscaron documentar la situación. Su investigación arrojó albercas llenas de agua sucia, campos de golf devastados, paredes rayadas, butacas almacenadas, entre otros escenarios destruidos.
Incluso, el famoso Estadio Maracaná quedó arruinado, no se usó de nuevo hasta diciembre de 2016, pero seis meses después estaría inutilizable debido al vandalismo y daños causados por perros de la calle. Además, fue presa de robos de alambres, televisores, extintores y otros equipos costosos. Fue hasta 2019, con la Copa América, que este recinto se recuperó.
¿Qué falló?
La mala planeación y la falta de coordinación entre las entidades involucradas en la construcción y mantenimiento de los recintos. Por ejemplo, en el caso del Estadio Maracaná, después de los Juegos Olímpicos, ni el gobierno estatal, ni la empresa Maracaná quisieron hacerse cargo de su mantenimiento.
Los estadios para Juegos Olímpicos no son obras de infraestructura que resuelven un problema prioritario o estratégico de la población. Esto ocasiona que muchas veces vean la luz sin un diagnóstico y sin estudios que garanticen su factibilidad y que, una vez que el gran evento concluye, pierdan su razón de ser, a un costo muy alto para la ciudadanía.
Tener como sede las olimpiadas es el sueño de algunos políticos, para ser el centro de atención a nivel mundial o para dinamizar la economía del país, por ejemplo, a través del turismo y la creación de empleos. Estas razones no son más que el ego político disfrazado, pues prometen y prometen sin ni siquiera contar con los inmuebles para albergar las distintas competencias deportivas. Entonces, terminan derrochando dinero en infraestructuras que se convierten en elefantes blancos porque no hay presupuesto para su mantenimiento o un plan para darles otro uso.
En mi opinión, los gobiernos nacionales deberían valorar a conciencia las capacidades financieras con las que cuentan para decidir alojar este tipo de eventos o, en todo caso, efectuar una adecuada planeación que asegure el uso a posteriori de la infraestructura construida, que esté contemplado en los costos iniciales, con el objetivo de que no se conviertan en proyectos fallidos.
Además, las administraciones deben pensar en todos los usos alternativos que se le podría dar a estos recursos, de no invertirlos en un evento como este; en especial, los de los países en vías de desarrollo, los cuales cuentan con necesidades tan diversas.
Referencias
Charner, F. y Darlington S. (01 de febrero de 2017). El Maracaná: un templo del fútbol en el abandono. CNN. Recuperado de https://cnnespanol.cnn.com/2017/02/01/por-que-el-legendario-maracana-tiene-un-aspecto-fantasmagorico/
Muñoz, D. (17 de febrero de 2019). Ruinas Olímpicas: Así lucen hoy las sedes abandonadas de los JJOO. La silla rota. Recuperado de https://lasillarota.com/deportes/ruinas-olimpicas-asi-lucen-hoy-las-sedes-abandonadas-de-los-jjoo/271709
Milenio. (07 de agosto de 2018). Instalaciones olímpicas sufren abandono a 10 años de Pekín 2008. Milenio. Recuperado de https://www.milenio.com/deportes/mas-aficion/instalaciones-olimpicas-sufren-abandono-10-anos-pekin-2008
Glancey, J. (07 de agosto de 2014). ¿Qué pasa con los estadios mundialistas y olímpicos abandonados? BBC Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/08/140801_vert_cul_estadios_abandonados_finde_yv
National Geographic. (s. f.). Estadios olímpicos abandonados y “reciclados” de todo el mundo. National Geographic en Español. Recuperado de https://www.ngenespanol.com/el-mundo/que-pasa-con-los-estadios-olimpicos-despues-de-las-olimpiadas/amp/
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