Cuando vemos un noticiario o abrimos el periódico en México, nos llenamos de información sobre desastres gubernamentales y escándalos políticos. Desafortunadamente, muchos se han acostumbrado a esas noticias. Yo no he podido hacerlo.
Cada vez que leo notas sobre el mal uso de recursos públicos me duele el estómago, porque he dedicado veinte años de mi vida a evitar que esto suceda, desde mi pequeña trinchera como consultor en políticas públicas y como profesor en una universidad especializada en asuntos públicos.
Decidí emprender esta investigación para hacer algo más contundente: descubrir los patrones de comportamiento que tienen autoridades electas y servidores públicos de mandos superiores que deciden financiar y ejecutar una obra pública cuyo destino es convertirse en un elefante blanco.
A continuación, te comparto cómo diseñé la investigación.
La investigación de campo inició en el verano de 2016 y terminó tres años después. En el levantamiento de información participamos seis especialistas en evaluación de políticas públicas. Así, logramos documentar 621 desastres gubernamentales, a través de la revisión de proyectos ejecutivos, análisis costo-beneficio, investigación hemerográfica y entrevistas a funcionarios y autoridades electas.
Para la versión final de este libro, realicé 264 entrevistas a personas que participaron en la toma de decisiones de una obra que se convirtió en un elefante blanco; se hicieron 193 entrevistas a servidores públicos en funciones y exfuncionarios de mandos superiores de los tres órdenes de gobierno, y 71 entrevistas a autoridades en funciones, exgobernadores y expresidentes municipales.
Para poder llegar al fondo de los errores, en todas las entrevistas prometí no revelar los nombres de quienes me apoyaron con su tiempo. Al inicio de cada encuentro ofrecí entregar una carta de confidencialidad para asegurar que esta promesa se cumpliría. Esto permitió que entrevistas de treinta minutos se convirtieran en charlas de un par de horas; su riqueza me ayudó a llegar a conclusiones que no imaginaba.
La idea original del libro tenía seis capítulos con las lecciones de cada tipo de infraestructura (salud, hidráulica, seguridad pública, deportiva, cultural y turística), pero en el proceso de la investigación descubrí que había patrones muy claros de errores, sin importar el tipo de infraestructura. Es decir, un error de planeación de hospitales se repetía en museos y en plantas de tratamiento.
A partir de lo anterior, decidí elegir un elefante blanco icónico por entidad federativa, con el objetivo de que los lectores pudieran observar que este fenómeno se presenta en todo el país, en los tres órdenes de gobierno y con autoridades emanadas de todos los partidos políticos.
Para brindar certidumbre a los lectores sobre la veracidad de la información, tengo documentos oficiales de cada caso, que obtuve a través de solicitudes de acceso a la información (SAI). Uno de mis asistentes de investigación se dedicó de tiempo completo, por un año, a recabar datos. Fue, literalmente, un viacrucis.
Para aquellos lectores no familiarizados con las SAI, les comparto brevemente qué son. En México existe una Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública que obliga a las autoridades a proveer documentos que son solicitados por los ciudadanos a través de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT). Pero nada como un ejemplo:
Para el caso de la montaña rusa “Tsunami”, requería verificar información sobre los recursos invertidos en la compra e instalación de la atracción mecánica en 2007. Hice tres solicitudes de información a sujetos obligados para que proporcionaran los contratos correspondientes, estos fueron: 1) la Secretaría de Finanzas de Aguascalientes, 2) el Patronato de la Feria Nacional de San Marcos y 3) el Fideicomiso de Administración e Inversión para la Operación de la Isla San Marcos.
Las tres instancias contestaron que no tenían dicha información. Volví a solicitarla y, tras su negativa, interpuse un recurso de revisión ante el Instituto de Transparencia del estado, que es un derecho que la Ley de Transparencia nos otorga a los ciudadanos cuando los sujetos obligados no entregan la información solicitada, a pesar de presentar pruebas y referencias de que dichas instancias tienen en su poder la documentación requerida.
El Instituto de Transparencia atendió el recurso de revisión y solicitó en numerosas ocasiones al titular de Transparencia del Fideicomiso que otorgara una respuesta concreta a la SAI realizada. En apego a la ley, el Instituto notificó al servidor público que, en caso de no entregar la información, sería acreedor a una amonestación.
Después de un largo recorrido, el Fideicomiso de la Isla San Marcos demostró que no contaba con la información solicitada, por lo cual, desafortunadamente, nunca se pudo dilucidar el origen de “Tsunami”.
Aun con los obstáculos que presentó la investigación, El País de los Elefantes Blancos contiene información muy precisa que te permitirá leer de forma rápida los 32 casos.
Tengo la esperanza de que se convierta en un libro de cabecera para funcionarios encargados de diseñar proyectos públicos de infraestructura y para autoridades electas que tienen la responsabilidad de autorizarlos. También deseo que sea un libro de consulta para activistas políticos y periodistas que requieren armas para sus batallas contra proyectos sin pies ni cabeza, de políticos enamorados de sus ocurrencias.
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