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Hablemos de Políticas Públicas

Los ingredientes de una evaluación de política pública inteligente


Por: Julio Franco Corzo

Fecha: 13 de abril de 2021

Artículo


Independientemente del tipo de evaluación de política pública que desees realizar, te tienes que asegurar de hacer una evaluación inteligente. Pero, ¿qué es una evaluación inteligente? Es aquella que te permite aprender durante el proceso, comprender con certeza, formular nuevas ideas y tomar decisiones sobre un programa o política pública.

Para lograr esto, propongo los siguientes ingredientes: 1) solidez metodológica, 2) recomendaciones relevantes, 3) tiempos adecuados y 4) lenguaje accesible.

1. Solidez metodológica

Un buen evaluador de programas y políticas públicas es un profesional con una amplia gama de conocimientos técnicos y teóricos que le permiten dominar y ejecutar metodologías cualitativas y cuantitativas de evaluación.

El evaluador debe garantizar el uso de una metodología rigurosa, orientada a la calidad en el diseño, planificación y ejecución de su labor. Debe emplear técnicas y herramientas apropiadas para la recolección, análisis e interpretación de los datos, así como procedimientos que determinen, con precisión y exactitud, los hechos observados.

Asimismo, el evaluador debe asegurarse de que la evaluación tenga validez y esté contextualizada, de modo que demuestre tener evidencias suficientes que soporten las afirmaciones reportadas en el informe de evaluación. Sin esta solidez metodológica, los hallazgos podrían ser puestos en entredicho con facilidad y, de esta forma, comprometer la utilidad y factibilidad de las recomendaciones emitidas.

2. Recomendaciones relevantes

Una evaluación inteligente se caracteriza por ofrecer recomendaciones relevantes y útiles que permitan a los decisores, operadores y demás involucrados en los programas, introducir mejoras viables al desempeño de las intervenciones.

En mi experiencia, las recomendaciones relevantes y útiles se formulan a partir de los siguientes elementos:

  • Hallazgos: son las debilidades, áreas de oportunidad o amenazas detectadas durante el proceso evaluativo, las cuales explican la situación actual del programa.
  • Recomendaciones: son los mecanismos técnicos, propuestos por un equipo evaluador, para la introducción de mejoras en los programas y políticas públicas.
  • Designación de los responsables de su instrumentación: es la identificación de las instancias o actores que deberán ejecutar las recomendaciones realizadas.
  • Propuesta de instrumentación: son consejos técnicos emitidos por el equipo evaluador sobre los pasos que deben seguir los responsables para ejecutar las recomendaciones.
  • Análisis de viabilidad: es el análisis breve sobre la factibilidad de instrumentación de las recomendaciones, el cual se realiza considerando aspectos como recursos humanos, materiales, financieros y consideraciones normativas y legales para el desarrollo de las recomendaciones.
  • Nivel de prioridad: es el grado de relevancia para dar atención a las recomendaciones realizadas. Se consideran tres niveles: prioridad baja, media y alta.

3. Tiempos adecuados

Los resultados de una evaluación deben llegar en el momento preciso para que los decisores las tomen en consideración. Si llegan tarde, no sirven. La evaluación debe realizarse en los tiempos adecuados y bajo las formas previamente definidas, con la finalidad de cumplir con las necesidades y demandas establecidas por los destinatarios principales o los requirentes.

El evaluador debe diseñar un plan de trabajo impecable que le permita organizar su trabajo, el cual debe socializar entre los miembros de su equipo, pero también con los operadores y responsables de los programas, decisores o cualquier otro involucrado en la evaluación.

4. Lenguaje accesible

Un informe o reporte de evaluación es un documento que debe redactarse para diferentes tipos de audiencias. Debe ser accesible tanto para un funcionario de primer nivel como para un ciudadano interesado en conocer cómo operan los programas.

Un buen informe de evaluación debe redactarse en un lenguaje accesible que, a la vez, sea formal, neutral, diplomático, coherente y esté dirigido a todo tipo de público.

¿Por qué son necesarios estos elementos en una evaluación?

Debo decirte que un trabajo que carezca de alguno de estos elementos, el que sea, no puede considerarse de nivel profesional. Ahora te explico el porqué. Una evaluación sin solidez metodológica no tendrá rigor ni validez científica; una que no aporte recomendaciones relevantes, no le servirá a un decisor; una que no llegue a tiempo, será un gasto a la basura; y una con un lenguaje demasiado técnico, no ayudará a la transparencia. Demasiadas razones como para que no consideres estos aspectos, ¿no crees? Toma en cuenta esta información y realiza evaluaciones de política pública de calidad.


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John Doe
Autor y especialista en Políticas Públicas. Fundador de IEXE Universidad.

Cuenta con 20 años de experiencia en diseño y evaluación de políticas públicas y ha liderado más de 250 proyectos para gobiernos de América Latina y para el Banco Interamericano de Desarrollo. Julio es egresado de la Universidad de Chicago, donde fue becario Fulbright y se graduó con honores.

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