Es un complejo deportivo de 30 hectáreas con capacidad para entrenar a más de 240 atletas paralímpicos en 16 disciplinas, tanto para competencias nacionales como internacionales. Lo que pretendía ser un semillero de atletas, hoy está abandonado y a ningún deportista ha entrenado.
El Gobierno del H. Ayuntamiento de Irapuato (Administración 2009-2012) ejecutó la obra, en la cual se invirtieron $311 millones 448 mil pesos de índole federal.
Es un elefante blanco porque se encuentra inconcluso o en desuso.
En la cultura popular existe un adagio para aquellas personas que no hacen lo que les corresponde, pero tampoco permiten que otro realice sus tareas. Decimos que ni pichan ni cachan ni dejan batear. La frase también aplica para la cultura política, en especial, para este caso.
La idea del Centro Nacional Paralímpico (CNP) surgió en 2009, con un convenio suscrito entre el Ayuntamiento de Irapuato y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE). Su construcción inició a finales de dicho año con un presupuesto de $60 millones de pesos.
El 28 de marzo de 2012, se inauguró la primera etapa y, apenas unos meses después, el centro fue una de las sedes de la Olimpiada y Paralimpiada Nacional, así como de un campeonato de atletismo clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Fue en ese entonces que se desató la disputa.
Ante la falta de recursos, el Ayuntamiento de Irapuato y la CONADE se echaron la bolita para determinar a quién correspondía la responsabilidad del mantenimiento. En enero 2014, la CONADE estimó que los costos de operación y mantenimiento ascendían a un millón 175 mil pesos mensuales, pero el gobierno municipal admitió no contar con ellos. Así, el centro fue cayendo en el abandono.
La Administración municipal y el Gobierno de Guanajuato expresaron su intención de rescatar el espacio. Hasta finales de 2017, el titular de la CONADE prometió revisar el tema. El tiempo pasó sin que la comisión tomase una decisión.
Con el cambio de Administración federal, en 2018, la querella parece haber terminado y ha renacido la intención de sacar al CNP del desuso. El Gobierno de Guanajuato estimó que la recuperación del inmueble costaría $40 millones de pesos.
El factor más importante que detonó el elefante blanco fue la falta de coordinación entre órdenes de gobierno. El Ayuntamiento de Irapuato tenía la responsabilidad de ejecutar la obra y entregarla concluida a la CONADE. Una vez que el inmueble fuera entregado, la CONADE se haría cargo de él, pero este escenario no se cumplió. Así, ambas instancias se embarcaron en una guerra de declaraciones que congeló cualquier avance.
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